
En el corazón de una Francia al borde de la revolución, dos mujeres muy distintas encarnan los dilemas, tensiones y tragedias de una época marcada por el cambio. Una es la reina, María Antonieta, símbolo del antiguo régimen y figura trágica de la monarquía que se desmorona. La otra es Oscar François de Jarjayes, una mujer criada como hombre para servir como oficial en la Guardia Real, fiel protectora de la reina y testigo privilegiada del derrumbe de la aristocracia.
Ambas viven atrapadas entre los deberes que les impone su posición y los deseos que brotan de su humanidad. María Antonieta, aún joven, llega a la corte de Versalles sin una comprensión profunda del país que gobernará. Su mundo está regido por el protocolo, el lujo y las apariencias. Sin embargo, conforme crece la agitación social fuera de los muros del palacio, la reina se ve forzada a enfrentar las consecuencias de un poder desconectado de su pueblo.
Oscar, por su parte, es una figura profundamente compleja. Educada como varón por deseo de su padre para que heredara el cargo de comandante de los guardias reales, Oscar lucha constantemente con su identidad y el rol que le han impuesto. A pesar de su origen noble, es una observadora crítica de las desigualdades del régimen, y su cercanía a la reina la coloca en una posición conflictiva. Su lealtad se ve puesta a prueba una y otra vez, especialmente cuando empieza a simpatizar con las ideas revolucionarias que surgen desde las calles de París.