La octava cláusula

Kat y Borja han construido, con cuidado y aparente amor, una vida de ensueño. Desde afuera, son la pareja perfecta: exitosos, elegantes, cómplices. Sus amigos los admiran, sus redes sociales rebosan felicidad, y todo parece indicar que están hechos el uno para el otro. Pero, como muchas veces ocurre, las apariencias engañan.

Tras esa fachada impecable, se esconde una verdad mucho más oscura. Secretos que nunca se han dicho, mentiras que se repiten como rutina y heridas disfrazadas de sonrisas. La relación que todos envidian es, en realidad, un campo minado de emociones no resueltas, silencios prolongados y traiciones disfrazadas de amor. Kat y Borja no son la pareja que aparentan ser, y todo está a punto de salir a la luz.

Una noche cualquiera, una visita inesperada irrumpe en su hogar. Lo que parecía una velada tranquila se transforma en una especie de juego de espejos, donde nada es lo que parece y cada palabra tiene un doble filo. Esa visita —inesperada pero no inocente— será el detonante que obligará a ambos a enfrentarse a sus propias verdades.

La tensión crece minuto a minuto. Los secretos comienzan a revelarse, las máscaras caen, y lo que se pensaba enterrado regresa con fuerza. Las infidelidades, las frustraciones acumuladas, los errores jamás perdonados… todo emerge con la fuerza de un huracán. En el transcurso de una sola noche, Kat y Borja se ven obligados a mirar de frente el reflejo más crudo de su relación.