
n el límite entre el progreso científico y la locura, se encuentra la historia de un brillante pero temerario científico que decide cruzar una línea que pocos se atreverían siquiera a imaginar. En su afán por revolucionar la ciencia moderna, este investigador se convierte en el protagonista de su propio experimento: una prueba pionera de teletransportación. Confiando plenamente en sus cálculos y tecnología, opta por probar el dispositivo en sí mismo, en un acto que combina valor, desesperación y una ambición ilimitada.
La primera fase del experimento resulta, a simple vista, un rotundo éxito. El cuerpo del científico se desmaterializa en un punto y se rematerializa en otro, aparentemente sin daño alguno. Sin embargo, lo que parecía un triunfo pronto se convierte en una pesadilla. Comienzan a manifestarse en su organismo extraños y alarmantes cambios fisiológicos: alteraciones en su piel, una fuerza anormal, movimientos instintivos que no le son propios. Lo que en principio podría parecer una reacción secundaria o un error técnico, se revela como algo mucho más siniestro.
Conforme investiga el origen de estos cambios, descubre un detalle inquietante que había pasado por alto: durante la prueba, una simple mosca se introdujo en la cápsula de teletransportación junto a él. La maquinaria, incapaz de distinguir entre los dos organismos, fusionó su ADN con el del insecto. El resultado es una metamorfosis progresiva, tanto física como psicológica, en la que el científico comienza a perder su humanidad y, con ella, el control sobre su cuerpo y mente.