En el apogeo del Imperio Oyo, el temido líder Ga’a alcanzó un poder sin precedentes, eclipsando incluso a los reyes que él mismo había coronado. Su influencia y control sobre el imperio eran inigualables, y parecía que nada podría detener su ascenso. Sin embargo, el destino le tenía reservado un giro inesperado: su propia familia, su propia sangre, se convertiría en el agente de su caída. En una sorprendente vuelta de los acontecimientos, lo que parecía ser el imperio más fuerte de la región comenzó a tambalearse, cuando el poder de Ga’a fue desafiado desde dentro, desmoronando el reino que él había construido con tanta maestría.