En la famosa historia de La bella durmiente, la vida de una princesa queda marcada por una tragedia provocada por un hada malvada. Tras el nacimiento de la princesa, la familia real organiza una gran fiesta para celebrar su llegada, pero se olvida de invitar a un hada poderosa que, llena de resentimiento, decide lanzar una terrible maldición sobre la niña. El hechizo de la hada establece que, al cumplir 16 años, la princesa se pinchará el dedo con el huso de una rueca y caerá en un sueño profundo e irreversible.
El destino de la princesa parece sellado por esta maldición, pero tres hadas buenas, que no podían permitir que la niña sufriera tan terrible destino, intervienen para mitigar la maldad del hechizo. Aunque no pueden evitar la condena del sueño eterno, logran modificar la maldición original para que, en lugar de morir, la princesa simplemente se duerma hasta que llegue un príncipe capaz de despertarla con un beso de amor verdadero.
A pesar de este esfuerzo, la maldición de la hada malvada sigue siendo poderosa, y el reino entero se prepara para el día en que la princesa cumpla los 16 años. Cuando finalmente llega el momento fatídico, la princesa, sin saberlo, se pincha el dedo y cae en un profundo sueño, mientras el reino se ve envuelto en una calma sombría.
El tiempo pasa, y a pesar de los esfuerzos de las hadas buenas para protegerla, la princesa permanece dormida, hasta que un valiente príncipe, quien ha escuchado las historias sobre la joven, se aventura a buscarla. Con su valentía y el amor verdadero, el príncipe logra romper el hechizo, despertando a la princesa y restaurando la paz en el reino. El sacrificio y el poder del amor son los que finalmente conquistan la maldad, y la princesa y el príncipe viven felices para siempre, dejando atrás la oscuridad que la había amenazado.