
Hace apenas un mes, la vida en el Reino Unido transcurría con aparente normalidad. Sin embargo, en cuestión de días, todo cambió. Un virus desconocido, altamente contagioso y, lo más alarmante, incurable, se propagó con una rapidez aterradora, sumiendo al país entero en el caos. Cuatro semanas después del primer brote, las grandes ciudades son ahora paisajes desolados, marcados por el abandono, el silencio y el miedo. Las calles están vacías, los servicios colapsaron y la civilización tal como la conocíamos parece haber desaparecido.
En este nuevo escenario post-apocalíptico, la historia se centra en un grupo de supervivientes que, desorientados y aterrados, buscan desesperadamente un lugar seguro donde refugiarse. No se conocen entre sí, pero la necesidad de protegerse de los peligros del exterior —y a veces, incluso del interior del grupo— los obliga a confiar unos en otros. Cada uno de ellos arrastra su propio pasado, sus pérdidas y traumas, pero también su instinto de supervivencia y una esperanza tenue de que aún es posible encontrar una salida.
El virus no solo ha acabado con la infraestructura del país; ha transformado a las personas. Los infectados ya no son humanos en el sentido convencional, y su comportamiento violento y descontrolado los convierte en una amenaza constante. Pero a medida que los supervivientes avanzan por este nuevo mundo, comienzan a darse cuenta de que el peligro no siempre viene de los infectados. La desesperación y el miedo han despertado lo peor en algunos, haciendo que la humanidad se enfrente no solo a un virus, sino también a su propio lado oscuro.