
La leyenda del Rey Arturo ha sido durante siglos una de las narrativas más influyentes de la literatura occidental, poblada por caballeros de brillante armadura, espadas mágicas y nobles ideales de honor y justicia. Sin embargo, detrás del mito medieval, algunos investigadores sostienen que existe un núcleo histórico real, basado no en la fantasía, sino en la historia militar del Imperio Romano. Entre las teorías más sugerentes se encuentra la conocida como la «hipótesis sármata», que plantea que la leyenda artúrica tiene sus raíces en las tropas de caballería pesada sármatas establecidas en Britania durante el dominio romano.
Los sármatas eran un pueblo nómada originario de las estepas euroasiáticas, conocidos por su destreza como jinetes y por su temible caballería blindada. A finales del siglo II d.C., tras un acuerdo con Roma, se enviaron alrededor de 5.500 jinetes sármatas como tropas auxiliares al norte de Britania. Se especula que estos guerreros, con sus distintivos códigos de honor, espadas ceremoniales y rituales religiosos, pudieron haber dejado una impronta cultural en la región que, con el tiempo, se transformó en elementos centrales de la leyenda artúrica.
Pero la figura más directamente asociada con esta teoría es Lucio Artorio Casto, un comandante romano que sirvió en Britania durante ese mismo periodo. La similitud de su nombre con el de «Arturo», y su carrera militar —que incluye campañas exitosas y un posible mando sobre tropas sármatas— ha llevado a algunos historiadores a proponerlo como el modelo histórico del mítico rey. Documentos epigráficos encontrados en Croacia, su lugar de origen, confirman la existencia de este personaje y detallan una trayectoria notable dentro del ejército romano.