
En el corazón del estado de Kansas se encuentra Stull, un pueblo pequeño y casi olvidado por el tiempo, pero envuelto en una de las leyendas más oscuras del folclore estadounidense. Se dice que allí, oculto entre las lápidas de su antiguo cementerio, existe uno de los siete portales al infierno. Esta inquietante premisa es la base de Stull, la primera producción de Slasher Films, la compañía fundada por el icónico guitarrista Slash, que se lanza al cine de terror con una ópera prima cargada de tensión y misterio.
La historia sigue a Dan y Wendy, una pareja que, junto con sus hijos, se muda a Stull buscando un nuevo comienzo. Dan ha aceptado el puesto de pastor en la iglesia local, y todo parece indicar que han llegado al lugar perfecto para una vida tranquila. Pero esa calma inicial pronto se ve interrumpida por extraños sucesos que escapan a toda lógica. Ruidos inexplicables, comportamientos erráticos entre los vecinos y una constante sensación de amenaza comienzan a envolver a la familia, que pronto se da cuenta de que su llegada al pueblo no ha sido una simple coincidencia.
El director, en su debut cinematográfico, logra construir una atmósfera inquietante a partir de elementos cotidianos, jugando con el silencio, los espacios rurales y la sensación de aislamiento. La amenaza no se muestra de inmediato, pero su presencia se hace sentir desde los primeros minutos, creciendo a medida que los protagonistas se enfrentan a una verdad aterradora: hay algo profundamente maligno en Stull, algo que lleva años esperando.