Adam se despierta en un lugar desconocido, encadenado a un tubo oxidado en el interior de una cámara subterránea en ruinas. Su entorno es oscuro, húmedo y desolado, lo que aumenta la sensación de desesperación y confusión. A su lado, también encadenado, se encuentra el Dr. Lawrence Gordon, un hombre que parece ser tan ajeno a la situación como él. En el centro de la escena, hay un cadáver, un macabro recordatorio de que algo terrible ha sucedido en ese lugar. Lo peor de todo es que ninguno de los dos sabe cómo llegaron allí ni quién los ha colocado en esa trampa mortal. Sin embargo, ambos descubren rápidamente que tienen algo en común: un casete con instrucciones claras que indican que el Dr. Gordon debe matar a Adam antes de que transcurran ocho horas si quiere sobrevivir.
Mientras intentan entender la situación, el Dr. Gordon recuerda un caso que le había tocado investigar tiempo atrás, un caso relacionado con un asesino en serie conocido como Jigsaw. Este psicópata, famoso por sus elaboradas y crueles trampas, secuestra a sus víctimas y las coloca en situaciones extremas, obligándolas a tomar decisiones terribles para sobrevivir. A través de la investigación del caso y las piezas de información que comienzan a encajar, Gordon se da cuenta de que tanto él como Adam son víctimas del mismo monstruo.
La historia de Jigsaw no es la típica de un asesino sin motivación; este psicópata tiene una visión retorcida sobre la vida y la muerte. En lugar de simplemente matar, Jigsaw pone a sus víctimas en situaciones en las que deben enfrentarse a sus peores miedos y debilidades. Cada trampa está diseñada para ser un juicio de carácter, donde el sobreviviente debe tomar decisiones morales difíciles para ganarse su vida. Es un tipo de tortura psicológica mucho más sofisticada que simplemente infligir dolor físico, y es precisamente este enfoque lo que hace que sus víctimas, aunque atrapadas, tengan esperanza. La idea de que pueden salvarse si siguen las reglas, aunque sean crueles, es lo que mantiene viva la llama de la esperanza en ellos.
A medida que pasan las horas, Adam y el Dr. Gordon intentan encontrar una manera de escapar de la cámara. La angustia, el miedo y la desesperación crecen a medida que descubren más detalles sobre las pruebas a las que Jigsaw los somete. Sin embargo, el tiempo corre en su contra, y el reloj que marca la cuenta atrás hacia la muerte parece ser lo único real en medio de la confusión. Mientras tanto, en el mundo exterior, el detective Tapp, que ha estado investigando el caso de Jigsaw, comienza a atar cabos sueltos sobre la identidad y los métodos del asesino.
La atmósfera en la cámara subterránea se llena de tensión, con la muerte acechando a cada minuto. Adam y Gordon se enfrentan no solo a la posibilidad de morir, sino también a la posibilidad de traicionar sus principios para salvarse. La confrontación con la muerte es solo el principio de un viaje psicológico en el que las reglas del juego de Jigsaw pondrán a prueba no solo sus cuerpos, sino sus almas.
En un giro final, la resolución de este rompecabezas no solo revelará la identidad del asesino, sino que también llevará a los personajes a un enfrentamiento con una verdad mucho más aterradora: la verdadera naturaleza de las pruebas a las que han sido sometidos. La lucha por sobrevivir se convierte en algo más profundo, un enfrentamiento entre la moralidad, la desesperación y la supervivencia.