
Manuel y Abril parecían destinados a encontrarse. Su historia comienza de una manera tan fortuita como mágica: ambos coinciden en un avión, un encuentro breve pero tan significativo que, al instante, sienten que son el uno para el otro. La conexión entre ellos es innegable, como si sus vidas estuvieran entrelazadas de alguna manera más allá de la simple casualidad.
Durante el vuelo, la conversación fluye con naturalidad, compartiendo pensamientos, sueños y risas. La química entre ambos es tan fuerte que, a pesar de las circunstancias, sienten que han hallado a alguien con quien podrían construir algo especial. Sin embargo, el destino, como suele ocurrir, tiene otros planes. El avión aterriza, sus caminos se separan y, a pesar de la promesa tácita de reencontrarse, la vida los arrastra en diferentes direcciones.
Con el paso del tiempo, Manuel y Abril continúan sus vidas, enfrentando desafíos, buscando nuevos amores y viviendo nuevas experiencias. El recuerdo de aquel encuentro se mantiene vivo en sus pensamientos, como una historia no terminada, un sueño que quedó en el aire. Ambos se cuestionan si algún día volverán a encontrarse, si aquella conexión tan intensa tenía algún propósito más grande o si fue simplemente una ilusión pasajera.
Los años transcurren, pero el destino, como un hilo invisible, finalmente se vuelve a manifestar. Un giro inesperado en sus vidas los lleva a reencontrarse, aunque ahora son dos personas diferentes, marcadas por todo lo que han vivido desde aquel primer encuentro. Lo que parecía un simple accidente de la vida, un cruce fugaz, ahora tiene la oportunidad de convertirse en algo más profundo.
Manuel y Abril deberán enfrentarse a sus miedos, expectativas y los cambios que han experimentado en todo este tiempo. Pero, aunque el destino los separó en el pasado, ahora se les presenta una segunda oportunidad para descubrir si realmente estaban hechos el uno para el otro o si su historia fue solo un hermoso capítulo de lo que podría haber sido.