
Tripp Kennedy entra tranquilamente en una sucursal bancaria poco antes de que cierre por el día, sin imaginar que esa noche cambiará su vida. Justo en ese momento, dos bandas de delincuentes se encuentran por pura casualidad, cada una con la intención de asaltar el banco. Lo que debería haber sido un robo sencillo se convierte en un caos absoluto cuando las bandas se enfrentan en un violento tiroteo.
Una de las bandas está formada por criminales profesionales, con experiencia en el robo, mientras que la otra está compuesta por un par de amateurs, claramente fuera de su elemento. La confusión que genera este choque de fuerzas opuestas termina llevando a un punto muerto, donde ninguna de las dos bandas parece poder avanzar. En medio de este desastre, Tripp, sin pensarlo dos veces, se lanza para proteger a Kaitlin, una joven cajera que se encuentra atrapada en el fuego cruzado.
El caos alcanza un nuevo nivel cuando el sistema de seguridad del banco, como parte de su rutina de cierre, activa su protocolo habitual y deja a todos atrapados dentro del edificio. Las puertas quedan selladas y los rehenes, junto con los delincuentes, se ven forzados a convivir en una situación extremadamente peligrosa. Con las salidas bloqueadas y el reloj avanzando, la tensión crece mientras todos luchan por sobrevivir.
A lo largo de la noche, Tripp y Kaitlin se ven obligados a encontrar una forma de escapar del mortal enfrentamiento, mientras intentan eludir las balas de los delincuentes y sobrevivir a la peligrosa situación en la que se encuentran. A pesar del caos, una inesperada cercanía empieza a surgir entre ellos. La adrenalina, el miedo y la incertidumbre provocan que sus corazones se acerquen más de lo que podrían haber anticipado. Mientras intentan salvar sus vidas, Tripp y Kaitlin se ven atrapados en una complicada dinámica en la que la supervivencia no es lo único que está en juego.