
Un grupo de jóvenes mochileros decide emprender una travesía por Irlanda, atraídos por sus paisajes de ensueño, su historia milenaria y la atmósfera mística que envuelve a este país celta. Buscan naturaleza, libertad y quizás un poco de aventura, sin saber que están a punto de adentrarse en un capítulo oscuro del folclore local. Lo que comienza como un viaje de descubrimiento pronto se transforma en una carrera por sobrevivir a lo desconocido.
En una de sus paradas, mientras exploran una pequeña localidad, los viajeros son recibidos con calidez por algunos habitantes del pueblo. Uno de ellos les ofrece una alternativa encantadora: pasar unos días en una antigua cabaña ubicada en pleno bosque, aislada del ruido y el bullicio, ideal para una experiencia más auténtica. Atraídos por la idea de vivir como verdaderos locales y disfrutar de la tranquilidad del campo, los mochileros aceptan la invitación.
Pero una vez en la cabaña, la atmósfera cambia. La belleza natural que los rodea comienza a verse empañada por una sensación inquietante. Ruidos inexplicables, sombras que parecen moverse entre los árboles y una constante sensación de que algo —o alguien— los observa desde la oscuridad empiezan a perturbar la calma.
Poco a poco, los viajeros descubren que la zona está ligada a una de las leyendas más antiguas y temidas del folklore irlandés. Lo que creyeron una historia pintoresca, contada para entretener a turistas ingenuos, se revela como una advertencia ancestral. Y lo que mora en esos bosques no es un simple mito.