En un futuro cercano, la civilización ha colapsado y el mundo se ha sumido en el caos. La tecnología, las instituciones y las grandes ciudades han desaparecido, dejando a la humanidad enfrentando un nuevo orden donde la supervivencia es lo único que importa. En este contexto desolador, un hombre ha logrado proteger a su familia, aislándose del peligro en un refugio apartado y autosuficiente. Junto a su esposa e hijos, vive con cautela, tomando todas las precauciones posibles para evitar las amenazas que acechan en cada rincón del mundo.
Pero todo cambia cuando, en un momento de duda y compasión, el hombre decide acoger a un grupo de extraños que llegan a su puerta. Estos forasteros, desorientados y hambrientos, le piden refugio. A pesar de la desconfianza natural que despierta el desconocido, el hombre siente una obligación moral de ayudarles, temiendo que en un mundo tan desolado no pueda cerrarse completamente a la posibilidad de ofrecer humanidad. Aunque se siente reacio y profundamente inseguro sobre las consecuencias, finalmente cede, creyendo que su familia puede manejar la situación.
Sin embargo, lo que parecía ser un gesto de solidaridad pronto se convierte en un grave error. La convivencia con los extraños genera fricciones y tensiones, tanto en el ámbito físico como emocional. Las diferencias entre los nuevos inquilinos y los miembros de la familia se vuelven cada vez más evidentes, y los secretos del pasado de los recién llegados empiezan a salir a la luz. La desconfianza se apodera de todos, y pronto, el hogar se transforma en un lugar peligroso.