
En “El dictador”, Sacha Baron Cohen interpreta al Almirante General Haffaz Aladeen, un excéntrico y autoritario líder de Wadiya, un país ficticio ubicado en el norte de África, rico en petróleo y sometido durante décadas a un régimen totalitario. La película, dirigida por Larry Charles, utiliza la figura de Aladeen para construir una crítica mordaz y paródica a los regímenes dictatoriales, así como a las complejas relaciones internacionales que suelen girar en torno al petróleo y la geopolítica.
Aladeen gobierna Wadiya con mano de hierro, cultivando una imagen de divinidad entre su pueblo y acumulando títulos absurdos de poder. Su principal aliado es su tío Tamir (interpretado por Ben Kingsley), quien además de ejercer como Jefe de la Policía Secreta y de Seguridad, también se encarga de “proveerle” mujeres, en un retrato grotesco del abuso de poder y la corrupción.
El conflicto central se desencadena cuando la comunidad internacional, liderada por Occidente, comienza a intervenir en los asuntos de Wadiya, preocupada por el supuesto desarrollo de armas nucleares y las violaciones a los derechos humanos en el país. Las sanciones de la ONU, que se han repetido durante los últimos diez años, intensifican la tensión. En medio de este panorama, uno de los consejeros de Aladeen muere en un atentado, lo que desata una serie de intrigas políticas.