
En medio de un viaje que cambiaría su vida para siempre, Alec, un joven curioso y sensible, se encuentra cautivado por una enigmática criatura a bordo del mismo barco en el que navega con su padre: un majestuoso caballo árabe, de imponente figura y temperamento indomable, encerrado en un oscuro establo del navío. Desde el primer instante, se establece una conexión silenciosa entre el muchacho y el animal, un lazo invisible que presagia la profunda aventura que está por comenzar.
El destino da un giro trágico cuando una tormenta feroz azota la embarcación. El barco, impotente ante la fuerza del mar, naufraga en medio de la noche. Entre el caos y la desesperación, Alec logra sobrevivir, pero su padre y el resto de la tripulación no tienen la misma suerte. Milagrosamente, el caballo también escapa de las profundidades, y ambos, niño y animal, se convierten en los únicos supervivientes del desastre.
Las olas los arrastran hasta una isla desierta, donde deben aprender a convivir con la naturaleza en su forma más pura y salvaje. Sin más compañía que la del otro, Alec y el caballo —a quien el joven comienza a llamar simplemente «El Negro»— enfrentan juntos los desafíos de la supervivencia: encontrar alimento, agua y refugio, y sobre todo, aprender a confiar el uno en el otro. Lo que comienza como una relación marcada por la desconfianza y la distancia se transforma gradualmente en una amistad inquebrantable.