En el remake de El callejón de las almas perdidas (Nightmare Alley), dirigido por Guillermo del Toro, la historia sigue a un hombre astuto y ambicioso, interpretado por Bradley Cooper, quien, tras huir de su pasado, se une a un circo itinerante. Allí, aprende los secretos de los trucos psicológicos y el ilusionismo, adquiriendo habilidades que lo convierten en un experto manipulador. A medida que su destreza crece, su deseo de poder lo lleva a adentrarse en el mundo de los millonarios, donde busca más que solo dinero: ansía el control y el respeto.
En su camino hacia la alta sociedad, se asocia con una enigmática pitonisa, interpretada por Cate Blanchett, quien comparte su ambición y conocimiento sobre la manipulación de las emociones humanas. Juntos, urden un plan para engañar a los ricos a través de sesiones fraudulentas de «lectura de mentes» y predicciones que juegan con sus miedos y deseos más profundos. A medida que se desarrollan sus estafas, la relación entre ambos se torna cada vez más peligrosa, y el protagonista se adentra en un terreno oscuro de traiciones y mentiras.
El filme, que transcurre en los años 40, crea una atmósfera de inquietud constante, acentuada por la dirección de del Toro, que se caracteriza por su exquisito diseño de producción y fotografía. La historia explora la corrupción del alma humana, donde el afán de poder y riqueza lleva a los personajes a una espiral de autodestrucción. Mientras la trama avanza, el protagonista se enfrenta a las consecuencias de sus propias mentiras, llevando la narrativa hacia un desenlace tenso e impredecible.
A través de este remake, Del Toro no solo rinde homenaje a la película original de 1947, sino que también la transforma en una reflexión profunda sobre los límites de la ambición y las oscilaciones entre la fascinación y el horror que conlleva el engaño. Con una dirección visualmente impactante y un guion intrigante, El callejón de las almas perdidas se convierte en un thriller psicológico cautivador que deja una marca en el espectador.