
En una tranquila localidad estadounidense, la vida del abogado corporativo Sam Bowden parece desarrollarse con normalidad. Tiene una familia estable, una carrera respetable y una existencia en apariencia sin sobresaltos. Sin embargo, un oscuro secreto del pasado está a punto de desenterrar una pesadilla. A más de una década de un juicio olvidado, el abogado enfrentará las consecuencias de una decisión que creyó enterrada para siempre.
Hace catorce años, Bowden trabajaba como defensor público y fue asignado al caso de Max Cady, un hombre acusado de violación. Cady, analfabeto y con una personalidad inestable, dependía completamente de su abogado para una defensa justa. Pero Sam cometió un error imperdonable: ocultó deliberadamente un informe clave que podría haber favorecido la absolución de su cliente. Cady fue condenado y pasó los siguientes años en prisión, tiempo que utilizó no sólo para fortalecerse física y mentalmente, sino también para planear una venganza meticulosa.
Tras su liberación, Max Cady reaparece convertido en una figura aterradora. Su cuerpo cubierto de tatuajes —muchos de ellos con referencias bíblicas— y su inquietante calma esconden una mente retorcida, decidida a vengarse. Fumador empedernido de cigarros y hábil manipulador, Cady no busca una simple reparación legal. Lo que quiere es algo mucho más profundo y perturbador: hacer que Sam Bowden y su familia sufran lo que él considera una pérdida equivalente a la suya.