
La hilarante pareja de policías regresa con una nueva misión que los llevará a enfrentarse a situaciones aún más absurdas y caóticas. Esta vez, su objetivo es nada menos que recuperar 20 millones de dólares robados en un atraco que ocurrió años atrás. A pesar de que el caso ya estaba archivado, los dos detectives se lanzan a la búsqueda del dinero, enfrentándose a pistas confusas, criminales astutos y, por supuesto, a una buena dosis de desastres a lo largo del camino.
Desde el inicio, la película deja claro que la acción y la comedia se entrelazan de manera perfecta. Aunque los protagonistas no son precisamente los modelos a seguir en términos de profesionalismo, su determinación y su química hacen que se conviertan en una pareja de detectives bastante entrañable. Ambos, con personalidades muy diferentes pero complementarias, se embarcan en esta misión sin mucho plan, lo que genera una serie de situaciones disparatadas que mantienen al público entretenido.
A medida que avanza la trama, los detectives se enfrentan a un sinfín de obstáculos. El caso, que parecía sencillo al principio, se convierte en una carrera llena de giros inesperados, traiciones y pistas erróneas que los llevan por caminos inesperados. Sin embargo, la ayuda llega en una forma inesperada: dos mujeres atractivas que, además de aportar un toque de glamour, se suman a la investigación. Aunque en principio su participación parece un simple añadido, pronto queda claro que su presencia es mucho más relevante de lo que parece, y no solo como meras aliadas.