Dear David

En una época en la que las redes sociales han traspasado las barreras del entretenimiento para convertirse en escenarios de sucesos que rozan lo inexplicable, la historia de Dear David emerge como un inquietante testimonio del poder que puede cobrar un relato cuando se alimenta en tiempo real frente a una audiencia global. Todo comienza cuando Adam Ellis, un dibujante de cómics con una amplia presencia en Twitter, decide enfrentarse públicamente a los trolls que lo atacan en línea. Lo que parecía una simple interacción digital pronto se transforma en el inicio de una experiencia aterradora que difumina los límites entre la realidad y lo sobrenatural.

Poco después de ese intercambio virtual, Adam comienza a experimentar episodios recurrentes de parálisis del sueño, un trastorno neurológico que le impide moverse al despertar y que, en su caso, viene acompañado de aterradoras visiones. Lo más inquietante es la aparición de una figura infantil deformada que parece observarlo desde las sombras de su habitación: un niño con la cabeza hundida por un golpe, al que Adam pronto identificará como “David”.

Lejos de mantener su experiencia en secreto, el dibujante decide compartir cada detalle en su cuenta de Twitter, en una serie de tuits que van creciendo en intensidad y dramatismo. Fotografías, videos, grabaciones de sonidos inexplicables y sueños proféticos se entrelazan en un hilo narrativo que atrapa a millones de seguidores. La comunidad en línea se convierte así en testigo —y en parte, cómplice— de la escalada del horror que consume la vida de Adam.