
Durante los últimos diez años, Molly ha sido consumida por el vicio de los opioides, una adicción que ha destruido cada aspecto de su existencia. Desde su salud física hasta sus relaciones personales, su vida está marcada por la desolación que conlleva esta enfermedad. Sin embargo, la esperanza parece renovarse cuando una nueva medicina promete darle la oportunidad de reconstruir su vida, pero hay una condición: deberá mantenerse limpia durante cuatro días consecutivos, un desafío monumental para alguien que ha estado atrapada en las garras de la adicción durante tanto tiempo.
Este obstáculo, aparentemente pequeño, es el núcleo de su lucha por un futuro diferente. Para lograrlo, Molly no está sola. Su madre, Deb, una mujer de carácter fuerte y decidido, se convierte en su principal apoyo. Deb ha sido testigo del sufrimiento de su hija y, aunque el dolor de ver su caída ha marcado profundamente su corazón, ella no duda en hacer todo lo posible para ayudarla a salir de ese abismo. Las tensiones entre madre e hija no tardan en salir a la superficie, pues cada una tiene su propia manera de lidiar con la situación. Mientras que Molly trata de enfrentar sus demonios internos y encontrar la fuerza para liberarse de las drogas, Deb se ve desbordada por la carga emocional de tener que cuidar y guiar a su hija en un proceso tan delicado.