
Una joven marinera, impulsada por el deseo de aventurarse en solitario, se embarca en un viaje en el que espera demostrar su destreza y coraje. Sin embargo, un inesperado naufragio la deja varada en una isla desierta. Sin muchas opciones, es rescatada por el único habitante de la isla: un farero que vive aislado y que, al principio, se muestra reacio a brindarle su ayuda.
El farero, un hombre que ha pasado años solo, acepta ofrecerle refugio, pero a medida que los días transcurren, las tensiones entre ambos empiezan a crecer. Aunque al principio surgen muestras de confianza, pronto las circunstancias extremas de su situación convierten la convivencia en una lucha constante. La isla, que en un principio parecía un lugar tranquilo, se convierte en una prisión que amenaza con desmoronar tanto su bienestar físico como emocional.
El contraste entre la joven marinera y el farero se hace cada vez más evidente. Mientras ella busca escapar y encontrar una solución, él parece resignado a su vida solitaria. Con el tiempo, los días en la isla se vuelven interminables, y la necesidad de cooperación se mezcla con la creciente desconfianza. La joven marinera se ve atrapada entre la supervivencia y la frustración de depender de alguien que parece cada vez más distante y desconectado de la realidad.
La lucha por sobrevivir se convierte en una prueba psicológica tanto como física. Los recursos limitados y las condiciones extremas comienzan a afectar la estabilidad de ambos. Los muros entre la necesidad de apoyo y la desconexión emocional se van desmoronando, y lo que parecía una simple cuestión de sobrevivir en una isla se convierte en una batalla más profunda: la lucha por mantener la humanidad intacta.
En un entorno donde la naturaleza se convierte en el mayor enemigo y las emociones fluyen de manera impredecible, la relación entre la joven marinera y el farero se ve desbordada por las presiones de la supervivencia. Cada uno debe confrontar sus miedos y dudas, mientras se enfrentan al desafío más grande de todos: cómo salir de esa isla, no solo con vida, sino con la esperanza de haber superado lo que realmente los amenaza: el deterioro de su confianza y su identidad.