
En una Londres marcada por la amenaza constante del terrorismo y la tensión política, dos abogados se ven envueltos en una de las investigaciones judiciales más delicadas y peligrosas de sus carreras. Martin Rose (interpretado por Eric Bana) y Claudia Simmons-Howe (Rebecca Hall), antiguos amantes con un pasado no resuelto, se reencuentran cuando son asignados —por separado y sin opción de recusación— a la defensa de un sospechoso acusado de planear un brutal atentado con bomba en un concurrido mercado de la capital británica.
El acusado, un supuesto terrorista internacional de origen extranjero, es considerado por el gobierno como una amenaza de máxima seguridad. Sin embargo, la defensa del sospechoso se ve complicada no solo por la naturaleza del caso, sino por el secretismo impuesto por las autoridades, que exigen audiencias cerradas y mantienen parte de la evidencia clasificada bajo el argumento de «seguridad nacional». Esto obliga a Claudia a actuar como defensora en las sesiones secretas, mientras que Martin se encarga del proceso público, sin poder comunicarse directamente con ella sobre ciertos aspectos del caso. Esta barrera no solo obstaculiza la estrategia legal, sino que también reaviva la tensión emocional entre ambos.