
En un rincón remoto del universo, un astronauta especializado en horticultura sufre un accidente inesperado que lo deja atrapado en un planeta árido y deshabitado. Lejos de la Tierra y sin medios claros para comunicarse o regresar, el protagonista se enfrenta no solo a los desafíos físicos de un entorno hostil, sino también a una batalla interna marcada por la soledad, la incertidumbre y el miedo. El paisaje que lo rodea es estéril, silencioso, y parece reflejar la creciente desesperación que amenaza con apagar su espíritu.
Sin embargo, en medio de esta desolación, la historia da un giro insólito. En uno de sus recorridos de exploración, el astronauta recibe la visita de un ser etéreo, casi intangible, que parece no pertenecer a este mundo. La criatura no es agresiva ni intrusiva; por el contrario, transmite una presencia serena y enigmática, como si su propósito fuera más espiritual que físico.
Este encuentro se convierte en el punto de inflexión de la narrativa. A través de una comunicación que trasciende las palabras —basada en sensaciones, visiones y una forma de comprensión intuitiva— el ente revela al astronauta verdades profundas sobre la vida, la existencia y la conexión entre todas las formas de ser. No se trata solo de sobrevivir, sino de descubrir un propósito más amplio en medio del aparente caos del universo.