Sakamoto lleva una vida tranquila y apacible junto a su familia. Tras haber dejado atrás su oscuro pasado como asesino a sueldo, ha logrado encontrar la paz que tanto deseaba. Sus días transcurren con normalidad, disfrutando de momentos sencillos con los suyos, alejados de la violencia y el peligro que marcaron su vida anterior. Sin embargo, esta calma se ve interrumpida cuando un viejo colega de su pasado aparece en su vida, trayendo consigo una amenaza que lo obligará a reconsiderar su futuro.
Este hombre, con el que Sakamoto compartió años de trabajo en el mundo del crimen, lo confronta de manera inesperada. Su mensaje es claro: Sakamoto debe regresar a su vida como asesino a sueldo o enfrentarse a consecuencias devastadoras. La presión es enorme, ya que las amenazas de su antiguo compañero parecen ser reales y peligrosas. De esta manera, Sakamoto se ve obligado a tomar una decisión difícil entre ceder a las exigencias de su pasado o arriesgarse a perder todo lo que ha logrado construir en su nueva vida.
El dilema de Sakamoto no solo afecta su seguridad, sino que también pone en juego el bienestar de su familia. A medida que avanza la historia, se hace evidente que el hombre que dejó atrás el mundo de los asesinos a sueldo no ha logrado liberarse completamente de él. Los recuerdos de su vida anterior resurgen con fuerza, y se ve obligado a enfrentarse a su propio destino, un destino que nunca lo ha dejado ir del todo.
A lo largo de la trama, Sakamoto se debate entre proteger a su familia y enfrentar las consecuencias de su regreso al crimen. La historia explora los conflictos internos de un hombre que, aunque intenta dejar atrás su vida de violencia, no puede escapar de las sombras de su pasado. En este relato, la lucha por la redención y la protección de los seres queridos se mezcla con la inevitabilidad de un regreso a un mundo que nunca olvida.