
En una región aislada y silenciosa, donde la civilización apenas roza los límites del bosque, un padre viudo vive con sus hijos mellizos en una antigua granja heredada de generaciones pasadas. La tranquilidad de su vida rural, marcada por rutinas sencillas y el trabajo diario de la tierra, se ve abruptamente interrumpida cuando criaturas desconocidas comienzan a merodear los alrededores. Lo que en un principio parece una presencia extraña, pronto se convierte en una amenaza directa, desatando una lucha desesperada por la supervivencia.
La historia gira en torno a este pequeño núcleo familiar que, lejos de cualquier ayuda inmediata, se enfrenta al horror de lo inexplicable. Las criaturas —feroces, inteligentes y aparentemente imparables— comienzan a cercar la granja durante la noche, obligando al padre y a sus hijos a fortificarse y buscar maneras ingeniosas de defenderse. A medida que avanza el asedio, la tensión crece: los alimentos escasean, el miedo se apodera de todos, y la línea entre la cordura y la desesperación comienza a desdibujarse.
Lo que hace única a esta historia no es solo el componente de horror y supervivencia, sino también la evolución emocional de los personajes. El padre, marcado por la pérdida de su esposa y la carga de proteger a sus hijos a toda costa, muestra una transformación emocional profunda: de un hombre agotado por la rutina, pasa a ser un líder decidido, incluso despiadado si es necesario. Los mellizos, inicialmente asustados y dependientes, revelan una fortaleza insospechada y una capacidad de adaptación que los convierte en piezas clave en esta batalla contra lo desconocido.