
Frank Abagnale Jr. es uno de los personajes más fascinantes y enigmáticos de la historia moderna estadounidense. Antes de cumplir los 18 años, había logrado algo que muchos no alcanzarían ni en toda una vida: se hizo pasar con éxito por médico, abogado e incluso copiloto de una de las principales aerolíneas del país. Pero lo más sorprendente no fue su capacidad para asumir identidades falsas, sino la sofisticación con la que falsificó documentos, cheques y credenciales, burlando a instituciones y autoridades de alto nivel.
Dotado de una inteligencia aguda y un ingenio inusual, Abagnale no solo asumió estos roles, sino que lo hizo con tal credibilidad que llegó a trabajar en hospitales y despachos sin levantar sospechas. Sin embargo, su mayor hazaña no fue profesional, sino delictiva: a los 17 años ya era considerado el ladrón de bancos más exitoso en la historia de Estados Unidos. Mediante la falsificación de cheques y el uso de identidades falsas, logró amasar una considerable fortuna, mientras las autoridades trataban de seguir su rastro.
Frente a este desafío se encontraba el agente del FBI Carl Hanratty, un hombre metódico y tenaz que convirtió la captura de Abagnale en una misión personal. Año tras año, Hanratty le siguió la pista, viajando por todo el país (y a veces incluso fuera de él) en un intento incansable por atraparlo. Pero Frank siempre iba un paso por delante, como si disfrutara del juego del gato y el ratón que ambos protagonizaban.