
Han pasado cuatro años desde que Isla Nublar, el otrora santuario de criaturas prehistóricas traídas de vuelta a la vida, fue destruida. Lo que alguna vez fue un experimento contenido en una isla remota, hoy se ha convertido en una realidad global: los dinosaurios ahora vagan libremente por el planeta, conviviendo –y a veces compitiendo– con los seres humanos en entornos urbanos, rurales y salvajes.
La presencia de estas majestuosas y temibles criaturas ha alterado radicalmente el equilibrio ecológico y social. Ya no se trata solo de mantener a los dinosaurios bajo control o de evitar su extinción. Ahora, el gran reto es entender cómo coexistir con ellos en un mundo donde su existencia desafía la supremacía humana. Desde los cielos hasta los océanos, los dinosaurios han encontrado nichos en los que adaptarse, y su rápida integración en los ecosistemas actuales plantea profundas preguntas sobre el lugar del ser humano en la cadena alimenticia.
Los gobiernos luchan por crear nuevas leyes y estrategias de contención, mientras que organizaciones científicas intentan estudiar y preservar estas especies. Al mismo tiempo, el mercado negro y la explotación ilegal de dinosaurios proliferan, alimentando el caos y la inseguridad. Cada encuentro entre humanos y dinosaurios es una prueba constante del frágil equilibrio que ahora define la vida en la Tierra.